jueves, 24 de marzo de 2011

Recordamos el golpe Del 76...y su legado


Los Derechos Humanos, El Bipartidismo Y La Vigencia De La Impunidad

Aquel 24 de marzo aflorará, en el imaginario social, como una tragedia. Pues es un pasado irresuelto y, como tal, siempre nos espera fatalmente allá adelante.

A treinta y cinco años del golpe del 76 la plaza de Mayo será el escenario para expresar intereses de poder manipulando, en clave “progresista”, el significado del terrorismo de Estado y que refleja cuan lejos han empujado nuestro recuerdo del sentido de la lucha de los 30.000 desaparecidos. Memoria y herida abierta, que difícilmente se resuelva en términos de verdad y justicia. El gobierno de los Kirchner se diferenció de los gobiernos que le precedieron con medidas que concretaron un importante avance dando un giro en la política interna y externa del país: tomó los derechos humanos como bandera política.

Sus decisiones políticas revirtieron lo que se llamaba la obediencia de vida y punto final, que era unas especia de manto de amnistía respecto de lo crímenes cometidos por la dictadura. Aunque enumeremos todas las medidas que se tomaron no podremos decir que se han saldado las cuentas con la memoria, mas bien se judicializó. Como también se judicializó a decenas de luchadores que hoy tienen causas abiertas.. Y de cada conflicto abierto surgen nuevos procesados. Los que no tienen paritarias porque están en negro o bajo contratos precarios, los tercerizados que cobran la mitad de un ferroviario y si cortan vías para alcanzar la igualdad salarial son acusados de “extorsión”. Los que cortan rutas para evitar los cierres de fábricas y el desempleo, son amenazados con ser llevados a juicio. Desaparecidos sobre los que nada se habla desde el oficialismo, como Julio López, Luciano Arruga y los muertos en el parque Indoamericano, Mariano Ferreyra, Ezequiel Ferreyra y los Qom en el chaco.

Si bien el avance en el Juicio y Castigo, a los genocidas, es importantísimo, no es toda la historia o peor aún, puede ocultar las verdaderas razones del genocidio.

Se puede condenar al terrorismo de Estado sin indagar ni hablar del contexto histórico en que se produjo y si sus objetivos se cumplieron al permanecer en el tiempo su legado. Mirando hacia atrás, en aquel contexto, entraba en peligro el proceso mismo de reproducción social porque se había cerrado un ciclo histórico de luchas económico-político-sociales, y en donde el enfrentamiento se expresaba con una nueva conciencia. Eso nuevo que emergió se manifiestó en corrientes clasistas y antiburocráticas, radicalización de la juventud y acercamiento de ésta a los sectores obreros, en donde se intentó una “lectura” en clave socialista del peronismo, la irrupción de organizaciones armadas y la emergencia de semi insurrecciones populares como el Cordobazo de 1969, que se reiterará hacia 1971 en otra provincias. El último gobierno peronista de Isabelita fue el intento de contener y desviar este proceso, antes de recurrir al golpe y al terrorismo de Estado. Teniendo en cuenta este sucinto marco explicatorio, la emergencia del golpe se presentará como necesario e imperioso para la clase dominante y en especial su sector más fuerte. Por aquellos días de marzo,

La Nación titulará: “Advertencia del estado ante rebeldía sindical”: protestas metalúrgicas y mecánicas en el Gran Buenos Aires y la Capital Federal ante el llamativo silencio de la central obrera”, “los gremios rebeldes no acatan a los cuerpos orgánicos: los enemigos de los dirigentes obreros se han multiplicado y la lucha... adquiere características muy arduas para los gremialistas, porque prácticamente les es imposible sofocar a tales agresores como los personeros marxistas”. Producido el golpe el 24 de marzo se podía leer: “En el campo laboral concluyó una época... es preciso restringir la declaración de huelgas... El país requiere una legión de trabajadores disciplinados, los necesita también provistos de una sólida cobertura contra influencias malsanas, contra halagos cargados de veneno oculto que intoxica cuando no mata las virtudes del hombre, su dignidad su independencia para actuar libremente sin riesgos ni amenazas” (La Nación, 25-3-76).

La necesidad de resolver la crisis del capitalismo iniciada en el 70 en los países petroleros y las exigencias del Establesmant, frente a la lucha popular en alza, desembocó en el golpe del 76, dando comienzo a la instalación del nuevo modelo llamado neoliberal que tuvo su concreción exitosa con el menemismo en la década del 90. Al cumplirse 35 años del golpe, que hizo el trabajo “sucio” que le abre las puertas al neoliberalismo, el gobiernos nacional viene insistiendo con que hubo un cambio y ya no es el mismo modelo. Sin embargo el legado de la dictadura en su matriz esencial ha continuado su desarrollo y se ha profundizado. En el 2007 con la extensión de las concesiones a la Panamericam Energy de nuestra principal reserva petrolífera de Cerro Dragón confirmó la vigencia de ese legado. Continuó con una clara política para consolidar el modelo agro-minero-exportador, extractivo y contaminante, extendiendo la entrega de nuestra soberanía sobre nuestros recursos naturales. Se ha alcanzado así el punto más alto en la dependencia estructural de nuestro país con los centros de poder mundial. La consecuencia de esta política colonialista, contradice el discurso oficial sobre los derechos humanos, a menos a que hagamos abstracción de los 700.000 niños desnutridos que denuncia Red Solidaria o de la pobreza y marginación estructural reconocida pero que parecen querer naturalizar.

Desde Proyecto Sur planteamos que el hambre es un crimen porque es evitable y como tal es un derecho humano que se ha violado y que es una tragedia presente. La voluntad política de pagar una deuda odiosa, es un ejemplo más, que se contradice con el discurso oficial sobre derechos humanos. Valoramos todo lo relativo al esclarecimiento y juzgamiento de los crímenes de lesa humanidad cometidos por la dictadura militar, pero también reclamamos el fin de la impunidad de los grupos concentrados del poder, que asociados al bipartidismo que nos gobierna desde hace 35 años, mantiene el legado de ese capítulo siniestro que se abrió el 24 de marzo del 76. Mientras el gobierno, por un lado parece ir por el juicio y castigo, por el otro sostiene el modelo que perpetúa el saqueo colonial, como así también la devaluación de la participación democrática de nuestro pueblo, más una reforma política que tiene por fin evitar toda alternativa.

Pablo Lanza - Prensa Bs.A.s


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